domingo, 28 de febrero de 2010

Confianza

¿Por qué te empeñás
en negar lo que sabés?

Mentiroso dulce,
perdoná la pluma que
traza tus líneas
Abrazá el campo abierto 
por fuera de tu senda. 

Descansá esta noche conmigo,
y respirá de mi humo suave.

El tiempo necesario vendrá,
pero ahora te pido que abandones 
tus cuerpos bajos
y absorbas un trago 
de tu propia energía. 

Necio dulce,
sentate un momento a escucharte, 
dejá que descansen
las voces de la conversación,
y que surja tu melodía

Poderosa

renacida de entre las hierbas muertas. 

Sos bello y brillante 
si perseguís la luna, 
¡Tomala! 
Sentila entre tus brazos 
y soplá desde el viento 
para mover las nubes densas. 

Estás ahí, puedo verte, 
seguí el rumbo que conocés. 

Esperá, escuchá, confiá.

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