¿Por qué te empeñás
en negar lo que sabés?
Mentiroso dulce,
perdoná la pluma que
traza tus líneas
Abrazá el campo abierto
por fuera de tu senda.
Descansá esta noche conmigo,
y respirá de mi humo suave.
El tiempo necesario vendrá,
pero ahora te pido que abandones
tus cuerpos bajos
y absorbas un trago
de tu propia energía.
Necio dulce,
sentate un momento a escucharte,
dejá que descansen
las voces de la conversación,
y que surja tu melodía
Poderosa
renacida de entre las hierbas muertas.
Sos bello y brillante
si perseguís la luna,
¡Tomala!
Sentila entre tus brazos
y soplá desde el viento
para mover las nubes densas.
Estás ahí, puedo verte,
seguí el rumbo que conocés.
Esperá, escuchá, confiá.
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