domingo, 28 de febrero de 2010

Violencia pura

 

Entre los huesos,
estancada y encendida.

Pisa los timbres,
despierta.
Y bajo su luz violeta

Yo soy esto que se vacía.

Densidad e impaciencia
en las rodillas.
La peste está allí,
rentada.

Fuma y da su diagnóstico.

Es una finísima capa de magma
bajo la piel.

Y yo soy esto que acá,
empaqueta polvo y lo traga
con los ojos cerrados,
para sentir en gárgaras la explosión.

La verdad es dejar que todo hable.

Abrir puertas,
ventilar a los enanos miserables 
del establo,
quienes se la pasan rastrillando.

Observar lo denso,
una violencia tan pura
que no puede pertenecer a mis huesos.

Ni ser abandonada allí.

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