Me persiguen rejillas
El silencio entre letras
la pausa luego de la exhalación.
Lo permanente me reclama
dejar de reaccionar
y quedarse quieto.
Para descubrir al enano encorvado
que se asfixia en una sala de cómputos,
sofocado y quebradizo él
bajo órdenes directas del vacío,
Mi vida entera
depende de
sus dedos.
Sabe el orden de los días
y da forma,
escribiendo mi guión
Me manda ser
poeta, arbusto, princesa,
ballena o deshollinador
Una anciana sorda tejiendo en su hamaca
o la estatua desnuda de un griego.
Pero
¿Qué revelan de mí estas formas?
En un instante mis párpados caen al suelo,
las orejas explotan,
del pelo solo queda ceniza
y órganos invisibles.
Mi personalidad se desintegra.
No hay espacio de tanto silencio
y nada se necesita mover.
Allí me veo,
soy una vieja canción
Imborrable.
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